Ir a dormise en el medio de una conversación sobre organizar un asado con infinito chupi solo para estar más despiertito al otro día y revolotearle más energicamente al jefecito.
El sindicalista ejemplar se va a dormir a la hora que se le canta, y en general en estado de ebriedad, yendo a trabajar al otro día con los ojos BIEN rojos y no dandole ni un cuarto de pelota al jefe.
miércoles, 18 de julio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario